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Juan Royo, en el centro, escoltado por Fernando Monzón y Marcos J. Wander durante la presentación de su libro, el pasado 23 de abril.

Juan Royo (Zaragoza, 1970) necesita poca presentación en el mundillo del cómic zaragozano. Su gran afición por el noveno arte le ha llevado a conversar con algunos de los grandes autores españoles y plasmar sus conocimientos en artículos en diferentes publicaciones. 1001 Ediciones ha recopilado parte de sus escritos en ‘Un tratado de Cómic’, un libro que presentó con gran éxito el pasado Día del Libro.

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Un libro sobre el mundo del cómic, escrito en Aragón. ¿Es una señal?

No es un libro teórico, que para eso está Antonio Altarriba. Solo soy un aficionado, pero muy pesado y cabezón. Lo que me gusta es conocer a los autores y disfrutar de su obra, lo que me lleva a seguir su trayectoria y charlar con ellos. Todos los artículos que componen este libro son conversaciones que he tenido con los dibujantes que a mi me gustan. No soy un crítico de cómic, porque siempre escribo sobre tebeos que me gustan.

Eres economista y profesor de universidad, pero tu cara más conocida es la de aficionado a los tebeos.

Me da igual ser más o menos conocido. Si me gusta que me reconozcan los autores que dibujan bien y son grandes personas. No me interesan aquellos que son buenos dibujantes pero tienen mal caracter.

En el libro aparecen cerca de una veintena de autores. ¿Hay alguno por el que sientas especial predilección?

Bernal Romero, a sus 87 años, es una persona extraordinaria, igual que López Espí. David Girao y David Vela también son muy amigos míos.

Hace unos años, los que leíamos tebeos eramos los raros de la clase… ¿Ha cambiado algo?

Todavía se asocia mucho el tebeo al lector infantil. El otro día vi en un gran almalcen el tomo de ‘Watchmen’ en la sección de lecturas infantiles, junto al ‘Draculín Manolín’. Y a veces, cuando salgo de comprar cómics y me encuentro a algún conocido, me dicen aquello de «¿Vienes de comprar tebeos para tu hijo?» y les tengo que explicar que son para mí… Se debería potenciar el uso del cómic como herramienta de marquetin y comercial para que se normalice.

En tus preguntas a los autores, les insistes en que nunca se ha sabido «vender» el medio…

Como economista tengo esa deformación profesional, que siempre procuro ver el negocio económico o moral, esto es, la gratificación que te llevas de hacer algo. Es lo que me pasa cuando organizo algo y pongo en contacto a los autores con los lectores, sus potenciales compradores, o con los medios de comunicación para que se den a conocer.

¿Le queda mucho camino por recorrer al cómic en Aragón para ocupar el espacio que merece dentro de la oferta cultural?

El cómic en Aragón se sustenta básicamente por el colectivo Malavida o por las librerías que dedican su espacio al tebeo. Malavida, sin ánimo de lucro, o gente como 1001 Ediciones, que han apostado por mi libro y el tebeo como aventura empresarial, son los que dan empuje al medio. En este sentido, hace falta que se crea en el cómic como negocio, porque el sector público no puede obligar a nadie a leer tebeos. El Salón del Cómic de Zaragoza es maravilloso, pero es algo que viene de la administración. Y lo que importante al final es que se vendan tebeos.

Cuatro nominados aragoneses para el Salón del Cómic de Barcelona. ¿Cuál es tu quiniela?

Van a ganar todos: Altarriba, Gato Negro, Álvaro Ortiz o Íñigo Aguirre. Seguro que volverán con sus premios.